Los pasados 21 y 22 de marzo del presente año, los 27 jefes y jefas de Estado y de Gobierno que hacen parte de la Unión Europea (UE) se reunieron en la primera de las cumbres anuales del Consejo Europeo, institución que, de acuerdo con lo dispuesto por el Tratado de Lisboa (en vigor desde el 2009), está a cargo de determinar tanto las prioridades como la orientación política que habrá de seguir el bloque comunitario en el mediano y en el largo plazos, fundamentalmente –pero no exclusivamente– atendiendo los principales problemas que el bloque enfrenta en sus relaciones exteriores con el resto del mundo. De ahí, pues, que las reuniones de este Consejo (distinto del Consejo de la UE) en particular, y por encima del resto de cumbres celebradas por las otras seis instituciones que constituyen a la agrupación regional, sean de naturaleza y persigan objetivos esencialmente geopolíticos.
En la cumbre de este año, observando precisamente a este carácter del Consejo Europeo y, por supuesto, al ineludible momento de crisis por el cual atraviesan tanto el bloque comunitario, en lo particular; como la globalización capitalista, en lo general; la agenda tratada por los mandatarios reunidos en Bruselas, Bélgica, estuvo fuertemente concentrada en el abordaje de cinco problemáticas que, hoy por hoy, no sólo son los principales ejes de articulación y de tensión interna de las posturas adoptadas por los 27 integrantes de la UE en materia de seguridad, de defensa y de política exterior compartidas, sino que son, asimismo, los nodos coyunturales que, de manera preponderante, están modificando en tiempo real las trayectorias históricas seguidas por el capitalismo en crisis y por las potencias que en su seno se disputan su reconfiguración y reordenamiento geopolíticos, buscado obtener ventajas competitivas que no sólo les permitan sortear las consecuencias más lacerantes de dicha crisis sino que, además, también les permitan ejercer un rol hegemónico en el corazón mismo del sistema interestatal vigente en los años por venir.
En este sentido, y de acuerdo con lo expresado por las Conclusiones adoptadas por el Consejo Europeo en dicha Cumbre, esas cinco problemáticas prioritarias para la UE son; i) la invasión rusa de Ucrania, ii) las capacidades de seguridad y de defensa autónomas de la UE, iii) los acontecimientos en Oriente Próximo y, especialmente, la crítica situación humanitaria a la que han dado lugar (eufemismos, ambos, para evitar condenar el genocidio cometido por Israel en Palestina); iv) el proceso de ampliación y de reformas del bloque regional europeo; y, v) la proliferación de eventos migratorios masivos (principalmente de Sur a Norte y de Oriente a Occidente), así como el deterioro de las capacidades de los Estados europeos para atender sus necesidades alimentarias.
Sigue leyendo

