En fechas recientes, a principios de 2021, un apologista del neoliberalismo (digno representante de algunas de las posturas político-ideológicas más reaccionarias de la derecha en el presente, aunque disfrazadas de liberalismo puro), Guy Sorman, acusó en dos ocasiones a Michel Foucault (uno de los intelectuales más relevantes del siglo XX y, al mismo tiempo, uno de los más descalificados y atacados, casi siempre por incomprensión de sus críticas, lo mismo por las izquierdas que por las derechas contemporáneas) de haber cometido una serie de atrocidades, de carácter sexual, en contra de menores de edad e incluso de infantes tunecinos. Acusaciones, pues, según las cuales, en vida, Foucault no habría sido más que un pedófilo de closet: una figura perversa por triple cuenta, toda vez que no únicamente sostenía relaciones sexuales forzadas con infantes, sino que, además de ello, lo hacía en su condición de homosexual, por un lado; y ocultando hipócritamente sus preferencias a través de sus análisis filosóficos sobre La historia de la sexualidad en Occidente, por el otro.
Es decir, de acuerdo con la forma en que fue construida la acusación en contra de Foucault, lo realmente perverso e imperdonable de sus actos estaría dado no únicamente por la práctica sexual en sí misma: por el hecho de que él, un adulto, sostuviese relaciones sexuales con menores de edad e infantes, sino que, adicional a ello, lo sería por el hecho de que él era homosexual, una figura, durante mucho tiempo, considerada en Occidente y en otras culturas como una perversión en sí misma, como una anormalidad de la naturaleza humana con el poder de corromper a las sexualidades heteronormadas y arrastrarlas tras de sí; y también por el hecho de que, durante toda su trayectoria intelectual, él mismo se encargó de reivindicar, en diversas ocasiones, la sexualidad de los y las menores de edad y de los y las infantes en un sentido por completo contrario al sentido común imperante en la época. De ahí que, en última instancia, la figura de este filosofo no fuese más que la relación circular entre su homosexualidad y sus insistentes aspiraciones a justificar sus preferencias sexuales y sus abusos a menores de edad a través de su actividad intelectual en el Collège de France, a través de sus libros, sus seminarios, sus conferencias, sus entrevistas.
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